La clochard estaba cerca de la glorieta. Tú estabas lejos de mí. Yo estaba cerca de la glorieta con galletas de agua y una botella de agua mineral. Tú llevabas como siempre unos jeans negros y subías por las escaleras mecánicas del megacentro comercial. Yo pálida en el reflejo de los espejos, con ojeras instántaneas, frotándome el lóbulo de mi oreja izquierda. Alguien pasó patinando, una chica bizca me miró y la balada de esa cantante italiana dulcificaba insoportablemente la atmósfera. Me fui corriendo.
05/08/2007
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2 comments:
Era el tipo histérico de las esquelas. Claro.
En ciertos casos hay que correr.
Correr hasta que el recuerdo quede atrás, sin aliento. Seguir corriendo...
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