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04/08/2007

Adicta

(Escrito en protesta contra mí misma por aquella palabra pobre usada en el post anterior y que ya no está).


Adicta y no una pobre adicta. Eso sería si viviera sola en este departamento de 70 metros cuadrados. Es decir, posiblemente subiría de peso, frente al monitor comiendo snacks, olvidándome de las ensaladas, los mates y las limonadas. Por dignidad no llegaría a ser una pobre adicta, sino una adicta a secas, escuchando a Ian Curtis, a Lydia Lunch, a The Morning Jacket y a Dresden Doll. Me daría el lujo de alejar a los graciosos donjuanes que asoman entre las correciones de tesis y las incursiones en los pasillos de los teatros.

Pobre adicta, la mujer que me pide a gritos le dé dinero para su pasta fina, con restos blanquecinos en sus fosas nasales. Oye, no lo cuentes ni a tu masajista: sueño con toboganes y bandas de música industrial mientras corrigo asignaturas de biología. Ya sabes, yo sería una adicta a secas.

3 comments:

tzarel said...

Llego muy cansado pero lo que me quita el polvo de los ojos es leer en la zona y leo.
¿Sacaste la palabra pobre? la coloqué y el sonido era de calificativo duro. Directo el efecto sin esa palabra. De acuerdo con su exclusión. El texto queda liberado de esa palabra. Una palabra puede afectar un texto, sin duda. Confirmaciones =)

Rain en ZQ. said...

Pausa en Desde el Actor's Studio...
Chirriaba ¿cierto?

Barbara habla sobre la importancia de escuchar: es lo que he hecho. Me escuché y cambié la palabra. Quiere decir eso que en el momento de publicar no me había escuchado suficientemente. Lo que no suele pasarme, y bueno, aquí pasó, porque la palabra pobre no encajaba. Y bueno, no me quedan más que las noches para escribir algunas veces. Y quisiera cambiar eso, mas no depende de mí.


*



Te escucho, me escuchas.

tzarel said...

Te escucho me decías. Ahora releo este post de agosto cuando el domingo es un día de caminatas largas con mochila en la espalda y quiero escucharte.

*

A Nagiko le decías que la escuchabas. A mí también y sé que es verdad.