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16/07/2007

Los espejos de las ferias

Iba con papá a las ferias que llegaban al parque central de Chosica. Mi mano pequeña en la mano larga y unos cómics en mi bolso de gamuza. Mi fortuna, las manzanas, los algodones rosados con azúcar y la sucesión de cómicas deformaciones en esos altos espejos, todo pegado con la goma del recuerdo.

Aquellos espejos son los únicos que extraño, porque a veces sueño que uno común, biselado y antiguo me va a tragar entera, que se va a llevar sobretodo mis dedos y que no podré escribir más. Sé que es ilógico como lo sobrenatural que ronda alguna dimensión inaccesible en el territorio de los duendes que se llevan a los niños.

Me parecían enormes esos espejos en donde éramos gordos como un sultán y una doncella de redondeces ideales para el gran Goya. La Feria se convertía en un palacete, y cada niño era un vendedor de ilusiones. Papá era el rey de los reyes. Yo era su princesa con vestido de raso azul y corona plateada.

Como un poste con cara humana, papá estaba en el espejo. Le veía atravesándolo como si fuese Alicia en pos del país de las maravillas. El sonido del carrousel llenaba la feria de no sé qué ritmo. Los espejos se agigantaban rodeados de caballitos erguidos, golosinas y refrescos. Deux, deux, demasiada gloria. Solamente faltaba la nave espacial, el firmamento sobre la hierba. Púrpura la capa del rey en su viaje a una remota galaxia. Porque los espejos de las ferias eran como aventuras móviles, pedazos de reflejos en la distorsión alegre. Y ahora están lejos como la lluvia del verano que caía cuando iba al cine allá en Praga.

Aquellos espejos de feria han desaparecido y papá es el rey que se perdió en el espacio sideral.
Ya no hay caramelos en forma de soles y mi corona se perdió por siempre en un subway. ¿Y sabes?, fue en una noche cualquiera mientras escribía un torpe poema.

3 comments:

Juan Arellano said...

Hummm, no sé si les habré dado a mis hijas momentos suficientes como para que me recuerden. Nunca fuimos a Chosica por ejemplo, pero bueno, a otros sitios sí les llevé.

Besos V.

tzarel said...

Como dice Andreas K: sin florituras, la metáfora en tono de juego.


::

Sí, me voy a La Riviera =)

Rain en ZQ. said...

Juan, Chosica no pasa de moda en los paseos escolares. Digamos que es un clásico :)
y por la expresión de las caras de tus hijas en las fotos que hace un tiempo publicaste, diría que te recuerdan y quieeeeeren mucho.

In veritas.


*



Ah, Tzarel, si me pareces un personaje de Eric Rohmer.

¿Cuántas veces no habré empleado las florituras? :)

metáforas redundantes...
(risas)

Chao.