He fracasado ante ti madre que me querías bella y graciosa
y ante ti padre que me imaginaste elevada en algún crédito, una medalla de oro, una mención de honor,
ante ti hijo, he fracasado porque amo las palabras que torno putas, nínfulas, nómadas, insolentes, separadas del mundo feliz que soñé para nosotros
ante todos los hombres que me desearon y me maldijeron porque no soy la mujer del poema perfecto
y no tengo una cara dulce, soy flaca, no escribo bien y tengo mil y una razones para ser expulsada del paraíso que un falsario del Bosco pintó
he fracasado y a veces grito en la ciudad a medianoche y de mi cerebro rutilante salen mil monstruos tiernos, mil demonios.
2 comments:
Pues... a mí no me suena en absoluto a fracaso, al menos no en un sentido peyorativo.
En una película iraní (la conocí como The Runner, pero se llama Davandeh), un niño huérfano y solitario que vive en la costa hace unos esfuerzos titánicos para aprender a escribir. Y en una secuencia absolutamente numínica le grita el nombre de las letras al mar embravecido, como sobreimponiendo una suerte de triunfo absoluto sobre el destino y la materia... la última línea de tu post me ha sonado a eso mismo y aclara la secuencia: "mil monstruos tiernos, mil demonios", todos comparten el mismo A, B, C...
Los fracasados no tienen por qué ser tales desde un punto de vista consciente. Me explico: él sabe que es un fracasado ante los ojos de los demás, que no satisface expectativas, y no se lamenta por eso, aunque pueda darle cierta tristeza la desilusión de los que quiere y que están lejos de lo que él siente. Esa separación puede apenar, mas ¿qué se puede hacer? ¿sentir que esa pena se les irá porque uno tenga que ser lo que los otros especialmente pensaban
como la existencia de un destino para él?
Luego lo que piensen otros con los que no tienes ningún vínculo afectivo, no im-por-ta. Y vamos, otra cosa es que una sepa que no escribe bien, que hace lo que puede y quiere, y que es lo que es, hace lo que ama, aunque eso no le importe a nadie más que a uno.
Y bueno, la cuestión es que uno puede ser como El inspector Morse, alguien descreído, un escéptico que
cree en la música y en ser alguien que no se adhiere a nada si no es porque en el momento sabe que necesita estar en alguna parte. E intentar no herir a nadie que quieras realmente...
¿Crees que este es un discurso?
niet, no lo crees. Tú no crees eso, tú sabes que me mandé una reflexión. Así es...
Ahora las implicancias en el plano del ser social son otras... Otra vez lo de los reconocimientos, los esquemas de vida, las apariencias, las designaciones...
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