Recordé lo que me dijo N sobre los afectos. En el momento que asimilaba sus palabras todo era convincente. Ahora que las evoco fuera de la conmoción y veo alredecor, como sintiéndome adherida al piso, a un punto focal concreto, y a la propia interioridad, dudo.
Dudo que uno cuente con lo que ama. El amor no es una pátina dorada siempre. E incluso en nombre suyo te denostan y confunden. Sobre la amistad la cuestión tampoco es idílica. Ayer, por ejemplo entre las calles del centro limeño, me sentí sola como un animal perdido y al rato estaba entre gente conocida y alguien me dijo algo que acarició mi ego. Fue un relámpago, nada más. La niebla se filtraba por los escaparates, la del clima y la otra, esa que parece una pegatina opaca que se queda entre los ojos como la voz de Billie Holiday.