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03/10/2007

De polifonías virtuales

Navegando pertinazmente he aprendido en el tiempo de blogueo, lo que sé no hubiera captado en mi cotidianidad. Desde el principio no negué la posibilidad de explorar la red mucho más que una hora al día.
Hubieron días en los que fui una cybernauta a fondo.
Hubieron días en los que me perdí en los laberintos de la red.
Experiencia compartida con millones de internautas: en la mía se mezclaron espejismos, deslices, comunicaciones fallidas, luces, colisiones, vislumbramientos. Así, algunas veces fui susceptible con el hecho de que mis visitas a determinados blogs no tuvieran eco alguno. Han transcurrido otras rutas virtuales y todo queda en el recuerdo como una nebulosa que se desvanece. Plum, no toco madera, creo que poco a poco me volveré una ermitaña. La idea no me asusta, si no que me parece atractiva. Los ermitaños de la virtualidad tienen características muy marcadas, que los tornan maravillosamente intangibles y ubicuos.
Creo que no pertenecer a ningún sitio dentro de la blogósfera aparte de estar en un blog, no es terrible. La cuestión no está en retraerse: la comunicación sigue fluyendo, el espacio continua expandiéndose, el blogueo no se interrumpe. Las pausas no lo anulan, lo reafirman a medida de la interiorización que dimensiona el que escribe en un blog. Vamos, la sencillez de navegar y escribir se fusionan en una meta-escritura:
escribo mentalmente por efecto del pensar y escribo usando el teclado y las energías internas. Mientras escribo, me transformo, como tú, sólo que con mi propia imaginación. Leí quizás muchos blogs en una tarde, mas eso no implica que el virus del blogueo, se impregne de la forma en que otros virus pululan en la red.
Ese es el punto: el blogueo, se hace único al no ser una copia, si no una búsqueda, una exploración. Y en este proceso alternar con los videos juegos puede operar como una retroalimentación que te saque de cuadro, de la parcela sellada por a prioris, sesgadas miradas, quiebres de ideas.
Veo a los quiebres como necesarios, mas no como reincidencias dañinas. Te equivocas al proyectarte de tal manera, y plam, estás en un quiebre, mas no te equivoques tanto. Intenta fluir. Luego, olvídate del intento. Fluye. Así veo la posible vida irreal, y por otra parte a esta vida la encuentro entrando a la vida real no para volverla esquizoide si no para removerla, no para dar únicamente placer si no para salir hacia otras dimensiones que los ocultistas propugnan desde la óptica esotérica. Para mí la diversidad del efecto blogueador es como una contranaturaleza humana que se va estructurando de diferentes asistemas del pensamiento. Por ejemplo (sonrisa): me resulta enloquecedor acceder a un debate filosó-fico usando terminología especializada. Sé que mis marcos conceptuales no son precisamente vastos en ese campo, y también sé que manejo ciertas coordenadas, para atisbar y documentarme, aprender si me interesa aprender. Por otra parte, el bólido tiempo se lleva violentamente ciertos proyectos porque soy alguien como tantos, carente de ratos libres a gran escala. Llegando a este punto, sé que para un budista y para un profesor de religión en el curso escolar, soy una persona que perdió absurdamente años de vida. Aparentemente es así y justificarse o denigrarse no son a mi manera de ver, las salidas para trazarse al menos ciertos puntos claros de existencia. Luego, nada es absolutamente despejado, puro, libre, si no que hay una perspectiva de liberación en la que puedes operar de pronto como un verdadero energúmeno, porque la inteligencia emocional no es tu fuerte, porque Freud y Lacan, al final no te van a limpiar de toda esa cosa viva que la periferia, los mass medias, el correr del tiempo, las vivencias te han inoculado y que si no tuviste una vida de familia básicamente armoniosa, te va a ser duro, salir adelante, mas niet imposible.
Así que en mi caso tengo prioridades. Si hay novedades en la vida irreal, como le sucede a un amigo mío a quien le va gloriosamente con el Second Life, ¡bravo!, sólo que a mí, aparte de educar a mi niño, limpiar la casa, cocinar, corregir monografías, hacer pequeños trabajos eventuales, leer entretiempos y escribir en las madrugadas, no me queda intersticios más que para los videos juegos y los films en la tevé, visitas a las galerías de arte de vez en cuando, leer periódicos, incursiones al mar desde el puerto y los miradores, physica de los cuerpos no rutinarias, música a cualquier hora del día y de la noche y largas pensadas en las forzadas noches insomnes. Tendría que sacrificar mis pensadas para jugar con otros seres virtuales, hablar de mi vida con ellos y quizás convertirme en una cyborg, que es lo que suelo soñar. Ciertamente, prefiero a Ray Bradbury, al inglés resonando en mis oídos en las madrugadas, prefiero escribir sobre un pirata que ha llegado a un bar en una máquina del tiempo. No tengo tiempo para el SL. Y la verdad, no me apena no tener tiempo para esa vida irreal.
Ah, mas nunca podría atacar algo que conozco por referencias, por citas regocijadas y una wiki en la red. Quizás soy una pobre cybernauta, con escasos recursos para las nanoexperiencias. Vamos, urbanitas extrapolada navegante sí soy.

Ahora mismo quisiera jugar el video juego en el que puedo ser Alicia en el país de las maravillas, y jugar ajedrez con el conejo, darle cuerda a su reloj y ser feliz mirando el vuelo de una bandada de gaviotas en un infinito cielo naranja como en los veranos deslumbrantes de mi ciudad.


Cabaret Voltaire- Stay Out Of It





Imagen: Portada del video juego Alice in the Wonderland.

3 comments:

Nicho said...

Ermitaño de la virtualidad, me parece un hallazgo.
Saludos.

Y tienes mucha razón (o toda, para qué engañarnos)

Rain en ZQ. said...

Nicho :)
Los ermitaños recuerdan a los amigos. Y si escriben, les vienen ideas para volcarlas en algún texto que dedicarán a los amigos. Ese es un placer del que escribe: dedicar lo que ha escrito a un amigo o a una amiga.


Chao.

tzarel said...

Todavía no actualizo en la ciudad y ya estoy aquí. Esa actitud expresada en llegar a otros lugares fundamentalmente para divulgar lo propio es una opción, pero no la mía.
Parezco un ermitaño. Es posible que lo sea por defecto.
=) Retorno a los lugares donde encuentro líneas de correspondencia. Lo que llaman empatía.