Las putas de París te esperan. Eh, si miras en la pantalla, con el sonido del proyector antiguo, te vas a dar cuenta que te pareces al hombre de los bigotes, tú el de la cara sin un pelo a la vista. Y te gustan las chicas con senos grandes. Te atraen las diapositivas de torsos femeninos, sesiones pornográficas, primeros planos de gestos impetuosos o fríos. Y no me digas más que lo que escribí sobre Charlotte y Woody es como una diapositiva opaca. Lo sé. Sé mucho sobre mis torcidas expresiones del amor, fallidas y a punto de atacarme o viceversa.
Imagen, de Henri Cartier Bresson.
6 comments:
de tu texto surgieron, vaya uno a saber porqué, las siguientes palabras: el cuerpo espera la ceguera del ojo para que la carne estalle. gracias
Holas. Gracias a ustedes.
Oh, bueno, el cuerpo es una constante en este espacio y creo que lo captaron. Eso.
Salutes y hasta pronto.
Siempre cambiante, cada vez mejor... la zona se supera a sí misma con colores saturados y altos contrastes. Las imágenes en blanco y negro resaltan sin irrumpir intempestivas.
Sigo en los vértigos y sus paroxismos, pero ya es el último empuje. Se extraña pasear por la blogósfera, pero se está presente en la transustancia.
Un abrazo...
Mis ojos (amigos de Danilo) te agradecen profundamente el cambio de letra. Me recuerdan a las putas que describía Baroja en sus libros. Sí, en realidad no sólo las putas de París te esperan.
Hamlet, así se forman las telearañas afectivas. Uso la imagen de la telearaña por lo delicado que es el tejido en un espacio fragmentario como lo es la red virtual. Me da gusto verte siempre y a mí me gusta comentar. Si pudiera extender al bólido tiempo, escribiría extralarges comentarios. Sé que no te molestarían. No siempre, mas a veces me provoca escribir unos largos largos.
Bueno, estamos, de hecho somos amigos. Nos comunicamos, nos acompañamos, leemos lo que escribimos...
Abraxo.
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Arturo, de nada, no hay que agradecr en verdad nada, porque es el color lo que ha cambiado, y se supone que el rojo no es el más relajante en lo visual, mas me gusta el color de la sangre, el color de los inicios y finales fuertes... y aquí, eso es lo que pongo. De Baroja leí poco y no sé, lo dejé...
Cada autor tiene su elán vital y es probable que lo que leemos no siempre se corresponda entre sí...
¿Alguna vez iré a París?
no lo sé. Quiero creer que sí y que veré putas, putos, la Torre de Eiffel, la Cinemateca en la que pasaron tantas horas la gente de la Nouvelle Vague...
Bueno, por París, por todo, por ti, gracias.
Estás en otro punto. Entiendo que te hayas alejado de Pío Baroja. Me alegra que coincidamos. No me gusta Baroja.
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