¿acaso hay frigidez en el cuerpo que no se excita mirando una película pornográfica? no sé si esta inquietud es irrelevante. de pronto sólo sé que lo único que ahora me interesa es que el bólido tiempo no me devore. después me digo si parte de evitar que eso suceda es tomar en cuenta el cine porno como un placer. me oriento a los films pioneros que eran interesantes por su trasgresión primigenia. luego eso se banalizó como muchas expresiones visuales. ni siquiera me pregunté si era o no grave que eso haya ocurrido. olvidé el cine porno y ahora lo recuerdo por asociación de inquietudes.
como todo lo que es carne y misterio, pensar en la banalidad por graciosa paradoja, me parece un tópico más.
lo bueno y lo malo como viejas categorías esquematizadas. y al mismo tiempo sé que es posible que todo se vuelva un sofisma. que yo sea una aburrida por descarte. que el bien y el mal existen, sólo que no tienen nada que ver con lo bueno y lo malo, como realidades sin matices, consagraciones maníqueas.
simplemente no me interesa el cine porno sino lo que hay detrás de ese desinterés. si acaso no será un rasgo mío, de rigidez que no alcanzo a comprender en su íntima naturaleza.
o no, tal vez es demasiado sencillo: no me interesa el cine porno por indiferencia, precedida de una cansina mirada como experiencia. los cuerpos friccionándose en una antiestética que provoca estar en otra parte. lejos, leyendo historias de ciencia ficción y aguardando la aparición del demonio que se introduce subrepticiamente en mis sueños.
inflingirse una tortura puede ser la necedad más grande. no quiero ser necia.
como todo lo que es carne y misterio, pensar en la banalidad por graciosa paradoja, me parece un tópico más.
lo bueno y lo malo como viejas categorías esquematizadas. y al mismo tiempo sé que es posible que todo se vuelva un sofisma. que yo sea una aburrida por descarte. que el bien y el mal existen, sólo que no tienen nada que ver con lo bueno y lo malo, como realidades sin matices, consagraciones maníqueas.
simplemente no me interesa el cine porno sino lo que hay detrás de ese desinterés. si acaso no será un rasgo mío, de rigidez que no alcanzo a comprender en su íntima naturaleza.
o no, tal vez es demasiado sencillo: no me interesa el cine porno por indiferencia, precedida de una cansina mirada como experiencia. los cuerpos friccionándose en una antiestética que provoca estar en otra parte. lejos, leyendo historias de ciencia ficción y aguardando la aparición del demonio que se introduce subrepticiamente en mis sueños.
inflingirse una tortura puede ser la necedad más grande. no quiero ser necia.
2 comments:
Hace ya tanto que no veo cine porno como tal, que no estoy seguro de si no es una imagen-tiempo-movimiento que se deba llamar de otra forma, paralela al cine.
Antiestética es la palabra, no atisbo una secuencia memorable en nada que haya visto, salvo en el hentai, pero no sé si por eso mismo rebasa al género.
Aquí comenzaron a surgir, en las calles, la supuesta venta de videos grabados clandestinamente en hoteles de las más diversas zonas. Eran falsos, por supuesto... pero por si acaso, había que revisar. El motor de la compra era más bien el miedo, no la excitación. Nunca vi a alguien sin un atisbo de miedo comprar un CD de esos, incluyéndome por supuesto. Fenómenos tangenciales.
La narración de las aproximaciones personales con lo porno, da para otros posts. Apertura de una serie sobre los gustos culpables, intercalados con el post de cada día. Voy, vooooy...
Sí:(
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