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05/06/2007

Impulsos

Hoy después de leer un post en el cual, el personaje era un bebé diciendo lo que pensaba, inmediatamente busqué una foto de la pequeña musa y la envié a la web del posteador. Aquel post estaba ilustrado con una foto del personaje real: el perfil del nene y zas, su gracia.
El bebé tenía una voz e imaginarla deslizándose por la sala fue un acto sublime, como comer un helado frente al mar, escuchando a coco rosie que les cantan a los hermosos muchachos o celebran los buenos viernes, de salidas nocturnas y baile, no en una discoteca con salones vip si no en una casa enorme con focos de luz cálida, cerveza, bocaditos salados y aroma a peras frescas colocadas en una gran fuente. Los chicos se ríen y hablan de la última novedad, se olvidan de lo trágico por una noche, en unas horas de sus vidas.

Pensé que el bebé un día será como uno de esos chicos.

*



Un día corrí en el metro como en una película de Woody Allen y el chico con el violoncello me dijo adiós. Yo tenía quince años y era flaca como una anoréxica. Solía comer muchas verduras y desechaba las pizzas y las tortas. Me enamoraba de los músicos y de los bateristas de las bandas grunge.

Era una chiquilla impulsiva, como tantas chicas del planeta.


*


Imagino a Valerie Solanas parada fumando en un subway, farfullando algo obsceno. Ella ya no está en alguna parte del mundo para escribirle una carta. La veo con la mirada en un punto omega, después de un electroshock. Ella era bonita. Su belleza no estaba en los catálogos fashion.


*


No puedo hacerle un gesto grosero a un nene aunque sea uno de esos mocosos antipáticos que viajan en los autobuses haciendo muecas a sus vecinos, los pasajeros de otros buses.
Desaparecen el bus, los nenes, la música y me quedo mirando las nubes.

El hombre bomba fue niño una vez y comió helados, jugó en el columpio y soñó con cosas bellas . Creció y se tornó en el hombre bomba. Nadie sabe cómo está en esa prisión de alta seguridad. El hombre bomba lobotomizado.


*



Voy a hacerte un dibujo, yo que no sé dibujar y a imaginar que das un salto de trapecista, después del mate caliente en la tarde, con tu malla negra de gimnasta. Voy a hacerte un poema caótico, algo que te sacuda. Lo voy a escribir, ya verás.

El impulso de la muchacha que cada día atraviesa la ciudad con una plaketa imaginaria de poemas, tarareando en voz baja una canción.





2 comments:

Anonymous said...

Mi querida Virginia, he conocido a gente en el centro que me han contado de ti. Como estamos en la misma ciudad, un día te veo y nos tomamos un pisco sour. Para hablar de Valerie, los niños, la musa bebé y las amanecidas que pasas entre tus trabajos de tesis y los blogs.

Rain en ZQ. said...

:) Nuestra pequeña ciudad, nuestra enorme ciudad, y las telearañas afectivas tejiéndose misteriosamente o sino sencillamente, sin nada más que oteadas e impulsos.
Gracias por enviarme tus palabras.

Chao.