Eran increíbles: algunos ebrios, otros iracundos, con ojos encendidos como los de serpientes en celo. Tomando gin tonic y cerveza en la madrugada sabatina, hablando de films de terror devaluados, remakes postmodernos a rastras de la hermosura gore.
Que se te aparezca una ninfa con el cuerpo punzante y con la faz de trance dormido era la locura más natural e idílica que surgió cuando Alvy se puso a fumar y se parecía a John Cusack en Sombras y niebla, enamorado de Mía Farrow. Electra evanescente entre el humo y el delirante debate.
Oh, es que las películas de terror no tienen el brillo de las de antes. Sus macabras radiaciones se han extinguido hasta el punto de ser ahora leves y pálidas expresiones de una gloria ochentera.
Electra levitó brevemente. Todos callaron y en su honor pusieron Hostal II y apagaron las luces para que la pantalla y ellos abrazaran a la muchacha.
Cuando el ecran se convirtió en un oráculo de granito y azulejos, desperté.
Imagen: cartel de cine polaco.
2 comments:
Punzada la muchacha en el sueño con el oráculo como imagen final. Cuánto color hay en las palabras de acuerdo a ese fantástico cartel.
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Obviamente no quiero volver a la Antártida.
=)
Espero que esos colores permanezcan... Veremos.
:) La antártida me parece un lugar bárbaramente imponente...
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