He estado oculta y encerrada en el sonido de mi physica rota. Oía cómo tus piernas se movían en el reloj de letras. Yo era un número infinito, un cuerpo amarrado al fierro helado. Las horas pasaban, los claxons irrumpían desde la pista hasta la habitación en la que me unía al tiempo de las adivinanzas y los monstruos agazapados esperando por mí.
Latas de comida en una esquina, el teléfono silencioso, el tic tac de la película manchada o tus piernas mirándome, el frío sobre el recuerdo oscuro y Art Blakey consagrando mi pulsión, mi ritmo, y una nube de mariposas estrellándose contra la pared. Después el cuerpo desapareciendo en la cama a solas, silenciosamente, como sangre que se lleva los senos, rosamunda en su cenit y la música se guarda la imagen en una postal.
Imagen: cartel polaco de cine.
2 comments:
Hola Rain.Es verdad. Cuando uno duerme parece que se disuelve en la cama, se derrite o se camufla y una nube se posa encima, para dar forma a los sueños.
Ah, te he invitado a un jueguecito, pero ya sabes que sin obligaciones ni nada de eso.
Un saludo.
Imagen, texto y música, en combinación enigmática.
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Estuve pensando en los resquicios morsenianos que me han asaltado.
=)
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