Que te roe el vértigo en las sienes por esa apolínea angustia
fuera de los códigos, las flores, los sonidos interiores, las recetas de mates medicinales
cuál péndulo peligroso anunciando el movimiento innombrable
el roce de los cuerpos en un piélago de palabras se pierde
como esos bordes marejando los párpados cuando recuerdas el cuerpo exaltado
y te queda la huída, la sombra, la noche, los rostros evanescentes, la nada.
2 comments:
Ahhh, la maldición de la espiral, Uzumaki le llaman los japoneses. Se cae girando en círculos cada vez más cerrados, cada vez más cerca y más cerca... pero nunca se llega al punto, al centro definitivo. Por eso es una maldición, una errancia sin fin ni cometido...
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