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19/06/2007

Una novia en Siria, el mate y algo que podría ser la cola de mi demonio

Porque a veces escribo mientras en cinemax pasan un film y así el idioma inglés se cuela por los oídos. He detenido la banda sonora que oía y guardé la tesis de Antonia.
La novia siria le dice a su padre que tiene miedo. El policía (también sirio) se burla de la gringa que trabaja para la cruz roja. El mate está tibio. Me levanto, pongo agua recién hervida en la taza. No tengo sueño. Recuerdo a la chica palestina que sonreía muy grácilmente y a Sergio, haciéndole chistes con éxito. Al año supe que el padre de Nadia había muerto en una de esas balaceras que hay en las calles palestinas.
Suelo recordar a Nadia y a Sergio que al mes se fue con una sueca. Una de esas chicas voluptuosas con un dulce acento en su splangish confuso.

La novia siria me recuerda a Nadia. Después recuerdo al padre de Nadia. Tomo el mate caliente. Sigo sintiendo frío y veo una araña grande en el piso. No quiero aplastarla. Después pienso en A, que duerme al lado. Piso a la araña. Dejo el mate sobre la mesa y siento en el cuerpo algo que me ataca como hormigueo feroz.

Es la inquietud y una música salvaje que no cesa ni cuando miro a la novia arrodillada en una leve plegaria. La película muestra un día en la vida de la chica. Ahora sonríen todos y sé que adrede me distraigo para olvidar a la novia palestina que dejó de ser novia de pronto, mezclada en una historia de amores frágiles, con mochilas llenas de libros de Stanilavski y apuntes sobre Brook.
Otra vez estas citas sobre autores. No puedo ni quiero evitarlas. Simultáneamente siento que no debería estar aquí, escribiendo sobre novias, tiroteos, alambradas dispuestas para morir. Sí, son mutaciones que vienen y van en un resortijón inesperado. Columbia que no existe. Bah.

Ella amaba Columbia y ya no está aquí.


La novia siria se va sola por el sendero polvoriento. No sé de qué se trata el film. Sólo fue un pretexto para recordar a Nadia y a su padre, a quien no conocí.



*


La cola del demonio es una alucinación.

O tal vez no. Es muy tarde y lo último que veo en la tevé es que anuncian Les âmes grises. En la noche lejos de la madrugada y aquí estaré.

3 comments:

tzarel said...

Ordinarios. Hay demasiada gente ordinaria, llena de conocimiento, elegancia obvia.
Yo fui ordinario algunas veces. Ahora quiero creer que ya no lo soy ni lo seré más, pero si lo pienso, puede ocurrir. Es una cuestión ajena a la culpa.

kurubeta said...

la cola del demonio...lindo

Rain en ZQ. said...

Se identifica lo ordinario con combis, strip tease en lugares no vip...y al nice que maltrata a su mujer, no, por ejemplo. así que no todo es tan relativo...

¿ y la culpa? ¿los remordimientos?
nada, se hacen costumbre...


*



Kurubeta:

Una cola refulgente, sí.