Phoebe en la burbuja, quince años después que su hermano Holden le contara que quería ser el guardián entre el centeno para proteger a los niños. No caerían al abismo porque él los salvaría.
Phoebe, Phoebe.
Y al otro lado el Juez Holden matando a mansalva, indios en el desierto, muy lejos de la ciudad. Dos Holden, abismalmente distintos entre sí.
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Los subterráneos son maravillosos.
Hay sucesos que nos arrancan del vacío, como tocar la flauta en una estación de metro, y ser Martín, el pianista, el jugador, el insólito individuo cuya mejilla es acariciada por Victoria, la niña autista. Victoria, Phoebe, Martín.
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Vi en Cinemax, Juego suberráneo, film de Robert Gervitz. Me sentí gratificada por la trama en la que los subterráneos son laberintos, rutas, metáforas de la cotidianidad. No sé cómo alguien puede comentar que la película tiene una segunda parte en la que decae, porque ve la primera parte con más movimiento y es así como desarrolla una comparación arbitraria. Simplemente la película no es lineal y esa no linealidad es parte de su belleza.
Supongo que el considerar que hay diversos puntos de vista, de hecho se convierte en un sofisma. Sin elipsis.
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Necesito apreciar una limpieza escénica únicamente alterada por las miradas del espectador.
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Burbujas gigantescas y subterráneos de noche: el vestido anaranjado,el mate en el termo, no hay alas, hay tigres.
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La musa bebé anoche me abrazaba: corría hacia mí apretando en su mano un hipopótamo lila en miniatura. Los pasteles recién salidos del horno nos esperaban.
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Hey tú, no insistas. No he visto los films premiados con el Oscar.
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Las autopistas del mundo ya no tienen ese encanto que Julio Cortázar disfrutó cuando escribía sobre ellas y la majestad era una idea snob que mi amigo R agitaba en sus albas rojas.
¿Dónde está la otra majestad que un día nació en ti?
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Rammstein tiene canciones dulcemente violentas.
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Tengo que comprar otro Dvd'. Querría tener dos. Monitores enormes y las conchas de mar en el escritorio. Hay botellas azules, rojas y verdes como parte de la escenografía cotidiana.
También refrescos y flores. Por unas horas, diríamos que el infierno no existe cuando dormimos ni cuando desafiamos a la gravedad en una burbuja gigantesca como en un film de ciencia ficción.
Persistencia de la memoria en una nota ajena a la extraña épica de Dalí o fundación de la dinámica post/surreal.
¿Dónde estás viejo demonio? mi amigo, mi lejano amigo.
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Imagen, de Solkosky.
4 comments:
Torre de marfil, burbuja o pompa de jabón de tamaño kilométrico, espacio que traspasa la idea ultra-romántica cerrada de la automarginación. Nada de derivaciones hacia el egoísmo más profundo. ¡Phoebe es el personaje escogido!.
Si estuvieras en una burbuja, sería
en un relato. Recreación atemporal.
Me divierte divagar.
=)
Regresé.
Oh-oh, lo veo y ya sabes que compartimos ese gusto. Así que a Phoebe la tengo dibujada con un libro decómics en la mano :)
Y al juez Holden, delirante y réprobo lo tengo girando en una especie de extraña máquina que va hacia un contenedor. Eso, sólo por momentos, claro, que si no la cara del juez Holden copa el paisaje mental.
Holden Cauldfield... ah, de él, no voy a hablar ahora.
:) Rojo rojo.
¡hola rain!
¿has sentido alguna vez la pérdida de voz virtual?
todavía me siento imposibilitado para comentar, he estado interiorizando y olvidé exteriorizar...
paso para decir hola, los caminos me alejan a veces, pero vuelvo siempre.
¡hola!
:)
hola
hola
ho-la Carlox :)
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